Monito de palo dibujado destartalado y solo en una hoja blanca.
No tiene renglones donde pararse ni equilibrarse.
Su espacio reducido a cuatro puntos que dan al mismo lugar.
De lejos se mira terso, tierno y holgado. De cerca se sabe que esta incrustado como un poste oxidado, un farol sin foco, con los cables cortados.
Ruega que alguien le dibuje un campo, un sol y un lago. Una casita sencilla donde pueda descansar su cuerpo ralo y agazaparse del vacio blanco en el que fue puesto, pero no, ahí sigue, solitario, rasgado en su color negro sacado de algún crayón viejo.
El quiere ver que hay detrás de la hoja, pero por mas esfuerzo que ponga, no puede dar la vuelta, no puede asomarse, cansado esta de esforzarse y no lograr nada importante.
De ves en cuando llegan arrugas y dobleces, lo sacuden y lo tumban como olas grandes y fuertes, nadie sabe lo borroso que se siente, fue dibujado con una sonrisa, mas no significa que sea la verdad lo que esta a la vista, y así se queda día tras día esperando que alguien o algo encuentre esa hoja donde esta el, plasmado y abandonado, el sabe que hay cajas de colores, que hay artistas y pinceles. Aquí le sobra tiempo para pensar en sus menesteres, mas no pierde la esperanza de ser coloreado y salir del vacio blanco en el que fue creado, y aunque a veces el miedo intente borrarlo, espera impasible a que algo o alguien le de una mano y lo ayude a escapar, a crecer, a convertirse en un dibujo animado.
Ahí sigue el, monito de palo, solito y pequeño, valiente y rezagado, yo conozco su historia, porque yo soy el que lo ha creado.
